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El fin del correo electrónico (parte 2)

En la parte anterior discutía sobre el por qué el correo electrónico como lo conocemos nos detiene en poder obtener más resultados, ya que es una forma de comunicación desestructurada que se basa en aprovecharse de nuestro cerebro y no de la inteligencia que el humano pueda crear. También decía que los intentos de la industria, como el de Google, han sido dar más espacio y repensar el correo electrónico como cuando crearon Wave. Lamentablemente, Wave no fue un intento claro ya que seguía siendo correo electrónico.

En esta parte mostraré mi visión de cómo debemos evolucionar los homo emailosapiens, según lo llamara Martín, a un siguiente estadío evolutivo en la mejora de nuestros procesos cognitivos apoyados por herramientas informáticas. Y aunque no lo crean, el hombre de hoy no es la misma especie que hace 200 mil años. Si algo nos enseñó la evolución natural es que los cambios evolutivos cada vez son más rápidos y no todos al mismo nivel.

Mi postulado va a que la gente no quiere manejar correo electrónico. Hay casos extremos. Gente que lo usa para mandar mensajes a otra gente y gente que lo usa para hacer negocios. El caso de negocios es el más complejo, pero el más fácil de ver de que se necesita un cambio. Al caso de la Sra. Déborah, que envía PowerPoints a sus amigas, no parece tan sencillo de visualizarle un cambio. Pero así y todo, hoy Déborah comparte imágenes tiernas en su Facebook. Incluso hay casos más extremos, como el de gente que tiene el correo porque alguna vez se lo hizo o porque seguramente algún gobierno propuso el programa “One Email Per Child”.

Alguien que quizo intervenir en esta evolución de paradigama fue Mark, el de Facebook. En Facebook se necesita una cuenta de correo para poder registrarse, porque es lo mínimo que se necesita para poder recuperar la contraseña. Pero Facebook se convierte en una plataforma de comunicación y de gestión de proyectos muy completa. Y las notificaciones son un circulito pequeñito, que incluso están separadas en dos: las de tus amigos y las de los otros. Quizás tu ni siquiera sepas que tienes mensajes de otras personas que no son tus amigos y que caen en esa otra bolsa.

Facebook trajo al mundo una estructuración de la vida a un nivel que ninguna red social pudo hacerlo. Ni ninguna aplicación de productividad tampoco pudo. Allí todos estructuramos nuestra historia, mantuvimos las comunicaciones como secundarias a las cosas y ahí adentro, nadie necesita un correo electrónico. Aunque lo tenga. Facebook te permite no recibir nada por correo electrónico, por que de todas formas, entrarás a la plataforma y verás tus notificaciones y tus intereses. Y podrás crear eventos, grupos y páginas, y hasta anuncios.

Hay gente que obtiene un correo electrónico porque la única razón que persigue es entrar a Facebook. Y con Facebook, obtiene acceso a una enorme cantidad de servicios gracias a que Facebook se convierte en una entidad confiable de autenticación.

¿Se imaginaron alguna vez hacer todo su trabajo desde Facebook? Es un poco difícil hoy en día, porque no está pensado para trabajar. Pero un próximo paso evolutivo en la Tecnología podría ponernos a la mano.

Ahora imagínense una persona que vende por MercadoLibre. ¿Realmente necesita algo más que la plataforma de MercadoLibre? Tiene su CRM (1), su stock y con poco más podría tener su ERP (2). Y si le sumamos Facebook, ya no necesita nada más. Y si esa macro plataforma comercial la mejoramos un poco, tenemos lo que cualquier vendedor necesitará para trabajar: presupuestar, prospectar, cotizar, ordenar, cobrar, enviar, entregar y obtener feedback. Le agregamos RMA (3) y está listo.

Quizás muchas de esas funcionalidades envíen un correo electrónico. Quizás muchas de esas no los necesitan. En el mundo viejo, un posible cliente le enviaría un correo electrónico a un vendedor para aclarar una duda. En el mundo MercadoLibre, existe la pregunta al vendedor que no genera un correo electrónico con la pregunta. No se necesita. Claro, en un mundo imperfecto como el actual, MercadoLibre le manda un mail a las partes para que una entre a responder y la otra sepa que le respondieron; pero el mensaje de verdad, va dentro de la funcionalidad de pregunta. Y esos dos mails que se enviaron a las partes fueron netamente transaccionales. Podrían eliminarse. Pueden evitarse si la plataforma normal de uso despliega la notificación de nueva pregunta.

Esos correos transaccionales son los primeros que hay que evitar y los primeros que hay que eliminar. Una vez que se tomó conocimiento, no son necesarios. Los correos transacionales son redundantes, ya que su objetivo ya se cumple con una funcionalidad de la aplicación, solo que la gente chequea el correo antes que sus aplicaciones.

Desde el punto de vista del consumidor hogareño, él debería poder organizar su heladera, conocer cuánto dinero tiene en su poder y cómo es mejor gastarlo sin tener que estar mandando y recibiendo correos electrónicos. ¿Y para hablar con sus seres queridos? Que los llame por teléfono, que los llame por Skype o mejor aún, que le mande un mensaje de voz por Whatsapp. ¿Acaso vieron en las películas de ciencia ficción (sí, Star Trek) que la gente se mande correos electrónicos? No. Se mandan mensajes de video. Y las bitácoras de las naves espaciales las escriben hablando. ¿Y no era que uno se siente como medio bobo hablándole a una computadora? Eso primero se maneja y después se pasa. No es lo mismo hablarle a la computadora cuando uno está solo que cuando está rodeado de gente. Y sin embargo, la gente graba mensajes de voz de Whatsapp cuando va por la calle o incluso tiene largas conversaciones con el manos libres. Y las Sras. mayores piensan que están locos porque hablan solos.

Son modas, son hábitos. Ya pasarán.

Así que esa nueva plataforma debería permitirnos eliminar las comunicaciones transaccionales, permitirnos acceder a las funciones que necesitamos para desempeñarnos y hacer que la comunicación sea menos escrita cuando no se necesita un registro y se necesita expresar emoción. Eso es algo que en lenguaje escrito es muy difícil de lograr.

Por lo cual, extrapolándolo al mundo de los negocios, cualquier trabajador de la información (Information Worker), como se lo conoce en la literatura técnica, no necesitará jamás una aplicación de correo electrónico, porque simplemente necesita realizar su trabajo y cumplir el viejo sueño de colaborar. Claro, los fabricantes de software nos venden la idea de que tenemos un montón de herramientas de colaboración, pero seguimos pensando en correo electrónico, y muchas veces no usamos otras herramientas porque no nos atrevemos a vivir sin el correo electrónico y ser más productivos que sin él.

Trabajadores industriales, de servicios, etc, ¿para qué necesitarán correo electrónico? Para nada. Un trabajador normal no necesita tener esa herramienta para comunicarse de forma tan estructurada, si no que necesita poder saber su tarea asignada por su superior, reportar que la cumplió, buscar apoyo en sus compañeros y enterarse de cuando es la capacitación en tornería de aluminio o la fecha de la fiesta de fin de año. Todo eso se puede hacer sin correo electrónico. ¿Y si quiere renunciar? Que vaya y le patee el escritorio a su jefe. ¿Y si necesita colaborar con gente de fuera de la organización? También lo puede hacer sin depender del correo electrónico.

¿Y qué pasa con los newsletters? Nadie los lee. O si los lee, es lo mismo que ya vio en Twitter o en Facebook, donde la información que se envía es más de obtenla ahora u olvídala, que mañana ya no servirá para nada.

Esa plataforma quizás no sea una única aplicación. Quizás sea muchas. Quizás sea una forma de interconectarlas. Quizás sea una nueva Internet. Seguramente será un poco de todo eso. Pero si hay algo que no debe integrar a nivel característica, es el correo electrónico desestructurado como lo conocemos hoy. Debe ser una plataforma que permita armar procesos, que permita generar conocimiento y que sea suficientemente inteligente para mostrarnos la información que necesitamos en el momento justo. Que sea una plataforma que nos permita hacer dos cosas: trabajar más eficientemente y tener más tiempo libre.

Seguro que si nuestras herramientas son mejores, nuestro trabajo de 8 horas se puede hacer en 6 o incluso 4. Y podremos dedicar esas 4 horas para desarrollar más nuestra humanidad, como con artes, filosfía y apoyo al prójimo.

Por cierto, recuperar la contraseña de la aplicación ya no será necesario, ya que nos autenticaremos con elementos biométricos, como la huella, el iris o el timbre de voz. En realidad, una combinación de al menos 2.

 

Notas:

(1) CRM: Customer Relationship Management. Programa que maneja datos de clientes e historial de compras.

(2) ERP: Enterprise resource planning. Programa que gestiona la contabilidad y la producción.

(3) RMA: Return merchandise autorization. Proceso de devolución de mercadería ya sea por fallas u otras razones.


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