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Yo trabajé en el cambio de Milenio (Y2K)

Uno de los días más importantes e interesantes de mi vida profesional fue el 31 de diciembre de 1999. Al finalizar ese día, se produciría el cambio de milenio. Los relojes de las computadoras que no tuvieran el problema del año 2000 resuelto, volverían a 1900, 1980, alguna otra fecha pasada, o mostrarían una fecha algo extraña, como 1° de enero de 19100.

En Infocorp habíamos hecho un muy buen trabajo durante todo el año y nuestros clientes estaban todos actualizados a las versiones de software que tenían el problema resuelto. Pero igual nos preparábamos para salir corriendo si algo sucedía.

Una de mis tareas allí, era atender la línea PSS de Microsoft, que era un servicio que Infocorp brindaba a Microsoft Uruguay. Por lo cual, le sugerí a Gabriel que le vendiéramos esa noche un servicio adicional a Microsoft para tener la línea con técnicos durante la 24 horas.

Así se hizo y Microsoft nos contrató desde las 18 horas del 31 de diciembre hasta las 9 de la mañana del 3 de enero. 1° y 2 de enero de 2000 fueron sábado y domingo. Los horarios anteriores y siguiente eran el servicio habitual.

Alejandro dividió las horas necesarias a cubrir en períodos de 6 horas y cada uno sería cubierto por 2 técnicos. Yo me ofrecí a cubrir el horario de las 20 horas del 31 hasta las 2 de la mañana del 1°. Hacerlo me reportó 140 dólares. El otro técnico era Pablo, a quién le perdí el rastro hace rato.

La verdad que pasamos muy bien. La empresa nos dejó la cena y una botella de Freixenet Carta Nevada, el cual era el estándar de facto que teníamos en Infocorp para festejar. Creo que fue establecido por Alex, el primero en obtener la certificación MCSE en Windows NT 4.0.

El teléfono sonó varias veces y corríamos como locos a atenderlo esperando que fuera un cliente de Microsoft con algún problema de año 2000. Obviamente queríamos poder decir «Yo atendí el primer cliente con un problema». Pero todas fueron falsas alarmas. Cata, por ejemplo, nos llamó a las 00:00 para hacernos una broma, pero le reconocí la voz y le pinché el globito. También nos llamaron Silvia, Alejandro, Rossana, Daniel y seguro que alguno más a saludarnos, a desearnos feliz año y a preguntarnos si todo estaba bien.

Cuando dieron las 12, nos saludamos y subimos al techo del «sucucho» de Martín y Alex. Desde allí vimos todos los fuegos artificiales y colaboramos tirando las cañitas que yo había llevado.

Hasta teníamos un generador eléctrico que funcionaba a nafta para el caso en que nos quedáramos sin energía. Respecto a los teléfonos,  no teníamos plan de contingencia, ya que sin ellos nadie podría llamarnos.

Luego fuimos relevados por Juan Andrés (otro que le perdí el rastro) y alguien más que ahora no recuerdo, aunque sospecho puede haber sido Ale. Lo que sí me acuerdo es que Juan Andrés estaba azul y quedó tirado en uno de los sillones blancos que estaban al lado de la estufa a leña y el árbol de Navidad. Pablo se quedó a acompañar al otro por las siguientes 6 horas cubriendo a Juan Andrés.

Pero las llamadas de gente con problemas no llegaron hasta el otro día, en que sí hubo 2 reportes de problemas que fueron solucionados por otros técnicos del equipo.

Mi madre y mi hermana salieron a caminar desde Nuevo Malvin y fueron a buscarme hasta Canelones 2372 esquina Bulevar Artigas, donde quedaba la oficina. Desde allí volvimos a casa caminando, con la experiencia imborrable de haber trabajado el día más importante en la historia de la industria de Tecnologías de la Información.


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