Quienes usamos Internet en Uruguay nos vemos limitados por el ancho de banda disponible en los contratos con nuestros ISP, tanto sea la estatal Antel como los privados. Es por eso que corren por Internet las voces de unirse y organizarse: encontrar una voz y una oreja.
Hacer algo para que el proyecto de país exportador de software y de inteligencia, y no de cerebros, se convierta en una realidad. Mientras que en Uruguay una conexión residencial de 2Mbps/128 kbps cuesta la friolera de 54 dólares, por ese precio en Europa, Estados Unidos o mismo en Argentina se consiguen velocidades 10 veces mayores.
Para insertarse tecnológicamente en el mundo necesitamos que tareas tan básicamos en negocios como hacer una videoconferencia, una llamada de voz por Skype o subir un video promocional a YouTube se puedan hacer con comodidad y rapidez.
Porque habemos más de 100.000 uruguayos que no usamos internet para jugar. La usamos para producir y para traer ingresos a nuestro país.
Como dijera Arquímedes: Dadme un punto de apoyo, y moveré el mundo.
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