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Baños no dignos – Costa Azul – Montevideo Shopping

Muchas veces escuché que si te tratan bien en algún lado, a poca gente se lo vas a contar. Pero que si te tratan mal, a todo el mundo se lo vas a decir.

Yo tendría que escribir un Post en uno de los 28 blogs de Marquitos, pero voy a usar el mismo mío para quejarme.

Ayer en la noche, el Restaurante Costa Azul de Montevideo Shopping, perdió un cliente.

Salimos de compras por el Shopping y luego, llenos de bolsas, a eso de las 10:30 de la noche pasamos por Don Peperone y el único asiento que había libre no tenía mesa. Así que seguimos hasta el Costa Azul. Yo ya iba con poco ánimo porque unas noches atrás, con Luigi y Martha ya habíamos desechado la idea del Costa Azul porque no nos podían hacer una milanesa… un sábado a la una de la madrugada (domingo, técnicamente hablando).

Si en pleno verano, un sábado, a la salida del cine, no podés freir una p*** milanesa, te recomiendo cerrar y dedicarte a las artesanías en la rambla.

Subimos por el ascensor, nos ubicamos en una de mis mesas habituales (creo que ya la había utilizado una vez con Rosie) y una moza nos acercó la carta. Le pregunté donde quedaba el baño a lo que me respondió que era subiendo la escalera.

1) Los baños no pueden estar subiendo o bajando una escalera. Es un problema de accesibilidad y es muy frecuente que se dé. Otros restaurantes de Montevideo también sufren este error de diseño. Mucha gente que sufre dolores en piernas y rodillas pero que no es minusválida, no podría utilizarlos. Me pregunto, ¿tendrán baño para discapacitados?

Fui al baño, entré en el de caballeros, me metí en uno de los dos servicios y como el retrete alojaba a todo color el orín del comensal anterior, me cambié al otro. También encontré la misma situación. Presioné el botón de la cisterna y ni una gota de agua salió. Cuando uno entra a un baño, todo el cuerpo se prepara, así que de lejos, aumenté el contenido del retrete.

Bueno, al menos podría lavarme las manos.

2) No había jabón líquido ni otro substituto. El dispensador había sido quitado porque aun estaba el marco donde se lo ajusta.

Presioné el botón del grifo automático y tampoco salió agua. Presioné el botón del otro grifo y salió un chorrito muy finito, como de a gotita, que apenas me alcanzó para refrescar las bacterias que habría en la punta de mis dedos.

3) El problema ya era general. No había agua, el cual es un elemento indispensable para realizar la limpieza de las manos en condiciones mínimas. En especial en un lugar donde se manipulan alimentos.

Con las manos un poco mojadas, busqué un secador eléctrico o lo que hubiera sido mejor, toallas de papel. No había ninguno de los dos. Tuve que secarme las manos con papel higiénico, que obviamente no es para secar agua y se deshace apenas tocarlo con las manos mojadas.

4) Que te brinden agua y que no te brinden con que secarte es un error logístico muy importante. No puede existir un baño público que no brinde un mínimo de comodidad. Y esto no es problema del agua. No es problema del jabón. No es problema de la persona sucia u olvidadiza que no descargó la cisterna. Es problema del dueño del local.

Bajé al salón re-caliente. Me senté, le consulté a Ana si no tenía problema en que nos fuéramos a otro lado y esperamos a la moza.

Cuando la moza se acercó a tomar el pedido, le expliqué que en el baño no había agua y que era una vergüenza tener un baño así. Ella me dijo que los baños deberían haber estado clausurados porque tenían un problema de abastecimiento de agua en ellos.

5) Señorita moza, si, usted, la rubia de pelo largo que me atendió anoche, ¿acaso no se dio cuenta de informarme dicha situación en el momento que le consulté sobre la ubicación de los baños? Además, dígame, ¿por qué se dio vuelta y se fue sin terminar dejarme de hablar? ¿Por qué no me pidió las disculpas del caso y me ofreció una alternativa?

La respuesta es fácil: Creemos que Uruguay es un maravilloso centro mundial de excelencia en servicios. Pero eso solo lo he podido comprobar en la hotelería. En el tema restaurantes, estamos en la cresta de la ola… de la ola de los servicios agonizantes.

Dan lástima los baños en los restaurantes montevideanos y da lástima el servicio general que se brinda en ellos. Los mozos y empleados tienen cero capacitación, cero orientación al cliente y piensan que te están haciendo un favor, cuando en realidad, solo hacen su trabajo. Y muchos se enojan si no dejas propina. Nota: como en todos los casos, generalizar es algo parcialmente correcto y hay lugares y personas que lo hacen bien.

Hago un llamado público al Intendente Erlich para que mueva sus fichas en favor de la calidad de servicio que merecemos los ciudadanos y nuestros visitantes.

Hago un llamado público a TODOS los dueños de restaurantes de Uruguay y en especial de Montevideo para que se sienten a pensar cómo pueden mejorar su servicio al cliente y para que hablen con sus clientes todas las noches y les pregunten cómo pueden hacerlos sentir mejor.

Hago un llamado público a TODOS los uruguayos para que nos quejemos, dejemos de ir a esos lugares que nos toman el pelo y para que les exijamos respeto, calidad y buen nivel de atención.

Hago un llamado a todos los mozos y empleados de restaurantes para les exijan a sus jefes que les den las herramientas para trabajar mejor, atender mejor y como es el caso de todas las empresas de servicios: brindar buenas experiencias y felicidad a sus clientes.

Gracias por leer hasta acá. Siéntanse libres de comentar, ya sean amigo, mozos, dueño de restaurante o jerarca municipal.


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