A veces me siento tentado a escribir sobre asuntos en los que directa o colateralmente estoy involucrado. Pero resulta que la mayoría de las veces raya contra lo que se puede y no se puede.
Cuando escribía sobre como preparar un plan de marketing, iniciaba diciendo que mucha gente se me acerca, en confianza, a contarme sobre tal o cual problema en su empresa. Creo que eso debe hablar bien de mi porque parece significar que sé escuchar a la gente, doy consejos buenos… O simplemente soy una buena excusa para perder el tiempo. Por tanto, guardo muchos secretos que me gustaría analizar y contar, pero hay un conjunto de valores que no me lo permiten.
Es ahí que me pregunto ¿Hasta donde llegan la confidencialidad? ¿Hasta donde armar un «caso» (saltando las distancias) basado en la realidad, es ético o no? Porque estaría revelando una problemática de una compañía ajena y privada. Con su propio derecho a divulgar lo que juzgue conveniente.