En Uruguay el servicio de acceso a Internet es pésimo.
El oligopolio que se da debido a la fuerte regulación de los servicios, la poca cantidad de usuarios potenciales y la fuerza de los sindicatos afiliados a la izquierda marxista conspiran en que Uruguay se termine de abrir al mundo.
Ahí afuera, del otro lado del cable y del otro lado del mundo, hay empresas y particulares deseosos de contratar buenos servicios como los que los emprendedores uruguayos podemos proveer. Servicios de inteligencia y conocimiento. Servicios de intermediación y de valor agregado que serían una fuente de ingresos reales al país.
Pero estamos limitados en el ancho de banda que las empresas de telefonía nos ofrecen. En mi casa tengo una línea de 2 Mb pero que solo tiene 128 kbps de subida. Con esa velocidad de subida, no se pueden dar servicios de calidad. Solo se puede usar internet para «jugar»: juegos, chat, mail.
¿Pero para producir?
Para producir, los servicios simétricos que se venden por encima de los 400 dólares solo dan para que 10 usuarios se conecten a la vez a ver un video. Así nadie puede recuperar los 400 dólares, porque del otro lado del mundo hay más de 1000 millones de usuarios esperando vernos.
Anda por ahí la propuesta de reclamar de diferentes formas. Incluso con un piquete de ancho de banda. Sería algo como usar todo el ancho de banda posible, porque los servicios dados en uruguay se basan en la multiplexación de servicios y en la estadística: no todos los clientes usan todo el servicio a la misma vez.
¿Y si sucediera? No habría ISP que soportara tal carga y estaría entregando un servicio aun peor.
Como escribiera Zorrilla de San Matín: