Con este artículo doy comienzo a un nuevo grupo de artículos en donde las ideas que voy desarrollando y me van llegando sobre posibles nuevos emprendimientos, son explicados con el detalle suficiente como para que alguien que le interese y desee desarrollarlo, pueda hacerlo.
El problema
Actualmente los uruguayos sufrimos de varios problemas que solo nos hacen perder tiempo a la hora de comprar boletos de transporte de media y larga distancia, que generalmente en Uruguay llamamos «interdepartamentales» debido a que la división política de nuestro país es en departamentos.
No creo que seamos el único caso en el mundo. Si tomamos cualquier libro de historias de viajes o si consultamos a personas de diferentes países, siempre habrá alguno que está peor que nosotros y otros que están mejor. Por ejemplo, viajar por bus a Viña del Mar, en Chile, saliendo desde Santiago, es una experiencia mucho más interesante y tiene menos pérdidas de tiempo.
Para comprar el pasaje en Chile, podemos hacerlo por internet y pagarlo con tarjeta de crédito o débito local (no extranjeras!), o podemos acercarnos a algunos locales de las compañías Pullman o Tur-Bus que hay en centros comerciales. También podemos hacerlo en la terminal de buses. Cuando compramos, ya elegimos el asiento y en algunos viajes de mayor distancia, podemos comprar snacks.
En Uruguay, para viajar a Minas desde Montevideo, podemos llamar por teléfono y hacer la reserva, que se mantiene hasta 30 minutos antes de la salida del bus. Eso quiere decir que tenemos que llegar a la terminal de buses y perder al menos 30 minutos para que podamos mantener la reserva. Sino, la venden a otra persona.
Entre Chile y Uruguay hay varias diferencias notables. Por ejemplo, los horarios de las compañías que mencioné siempre tienen un único coche, y si hay mucha demanda, agregan más horarios, mientras que en Uruguay, las compañías tienen horarios fijos y cuando hay mucha demanda agregan más coches en el mismo horario. Sin duda en Uruguay se da un problema de logística: concurrencia. En la misma Terminal, y por la misma ruta, tienen que ir a la misma vez varios coches del mismo horario. Obviamente, se empiezan a distanciar, pero en Chile no pasaría, ya que el coche 2 saldría con 15 minutos de diferencia. Quizás el razonamiento suene un poco matemático para algunos, pero la matemática es la ciencia que nos permite estudiar las cosas y optimizarlas, a veces con pequeños cambios que para el razonamiento clásico parecieran inútiles.
Seguramente en muchos países ni siquiera existe el pago electrónico, la reserva de asiento, la compra anticipada… o incluso en los casos más extremos, los horarios fijos.
Otra diferencia importante entre el sistema de Chile y Uruguay, es la tarifa. En Uruguay, todas las compañías de ómnibus cobran exactamente lo mismo por la misma cantidad de kilómetros y no importa si es temporada alta o temporada baja, el precio del kilómetro será el mismo. Sin embargo, en Chile, el precio del viaje puede variar de un día al otro, de una compañía a otra o de un asiento a otro, ya que si se compra anticipadamente se puede pagar un mejor precio. Es prácticamente igual que los vuelos de avión.
Y hay quienes opinan que ese es el gran problema de la aerolíneas: cobrar a cada pasajero un precio diferente.
Cuando empecé a pensar en este problema del los viajes interdepartamentales, fue a raíz de un trabajo en la Universidad, donde se me solicitaba crear un software que permitiera la reserva de asientos. Era un trabajo muy sencillo, pero si uno lo pensaba como para usarlo realmente, la cosa se complicaba. Por ejemplo:
- no todos los buses tienen la misma cantidad de asientos.
- no todos los buses están numerados de la misma forma.
- un horario puede ser servido por varios coches (en Uruguay) que se agregan según la experiencia de la compañía y no según la demanda real.
- la compañía (en Chile) debe poder agregar horarios extras.
- cada país tiene regulaciones específicas de horarios, tarifas o condiciones de viaje.
- cada compañía de ómnibus funciona de forma diferente en algún aspecto operativo o financiero.
- la cantidad de clientes para ese software es muy limitada. En Uruguay deben existir cerca de 20 ó 30 compañías.
La historia de la aviación comercial nos ha enseñado muchas cosas que podrían aplicarse a los viajes en bus. Viajar de Buenos Aires a París, en avión, lleva el mismo tiempo que viajar en bus desde Santiago de Chile a Puerto Montt. Y viajar de Montevideo a Santo Domingo por avión con escalas, lo mismo que desde José Ignacio a Bella Unión en bus con transbordo.
La aviación comercial resolvió muchos problemas vendiendo comida adentro del avión, trabajando con códigos compartidos y ofreciendo descuentos para compras anticipadas. También crearon diferentes categorías de asientos y crearon un «impuesto» al exceso de equipaje.
Seguramente unos tienen algo para aprender del otro y cada uno tendrá que solucionar cosas que hoy en día son problemas propios con un poco de creatividad.
Es por eso que la venta de boletos de media y larga distancia por transporte carretero no es un problema en si, sino que son puntos de contacto para la mejora y optimización del servicio de transporte.
La solución
En lo personal, veo que la solución no es simplemente un software que venda boletos y ubique personas adentro de un conjunto de buses y horarios. Sino que creo que eso es simplemente una herramienta más. No es solo por (de)formación profesional que cuando veo un problema veo un software en el medio haciendo magia, sino que hoy en día, cualquier tarea humana, requerirá una herramienta de manejo de información.
Si estás pensando en crear un software para vender boletos, ve más allá y piensa en un servicio al viajero.
En Uruguay, al menos, falta todos esto:
- Venta de pasajes por internet.
- Pago electrónico con tarjeta de crédito o débito.
- Posibilidad de comprar pasajes en redes de cobranza.
- Gestión de la reserva/compra, como por ejemplo, cambiar asiento, fecha u horario del viaje.
- Servicio de abordo (catering).
- Posibilidad de ubicación, cuando estamos en la parada esperando a quien llega o al bus que nos tiene que llevar.
- Servicio de entretenimiento personal abordo.
- Disponibilidad de corriente eléctrica para cargar el celular o usar el notebook.
- Tiempo estimado de arribo (ETA) para saber a qué hora llegarás.
Mucha gente pagaría por algunos de esos servicios. Tenemos la suerte que muchos de los buses carreteros tiene WiFi gratis, lo cual nos coloca años adelante respecto a otros países. Pero tener WiFi no te sirve de mucho si el viaje demora 5 horas y la batería del notebook te dura 2, o la de la tablet 3. Turil en algunos viajes te regala un alfajor y un vasito de refresco, pero aunque hayas comido apenas antes de salir, hasta llegar a destino no vas a poder comer nada. Quizás tengas suerte y tu ómnibus se detiene 15 minutos en el parador El Rancho, de Mariscala (comprame un cañón de dulce de leche y una milhojas, ta?) como para que estires las piernas, comas algo y vayas al baño, pero no siempre sucederá.
¿Pero las compañías de ómnibus pagarían por un software nuevo para manejar las ventas y reservas?
Yo creo que no. (Por que estamos hablando de Uruguay, claro, y todos conocemos al clásico empresario uruguayo sin visión).
Por eso creo que todos los demás servicios deberían ser los que subsidiaran primariamente el costo del software, hasta que pudieran agregarse herramientas de gestión que a la compañía de ómnibus le signifiquen un valor real. Por ejemplo, menores costos totales de software, mejoras en el gasto de combustible, en devoluciones o en previsión de gastos e inversiones.
Si puedes crear un servicio de valor agregado, que el usuario pague, puedes hacer mucho. Recuerda la máxima de que el tiempo es dinero, y el consumidor moderno lo sabe. Y lo sabe porque cada segundo que paga por no hacer algo que antes hacía él, es un segundo más con su familia, con su esparcimiento o con sus intereses personales.
Pero la compañía de ómnibus sí puede pagar algo. La clave está en enseñarle que con este sistema puede ahorrar y puede fidelizar. Por ejemplo, algunas compañías de ómnibus descuentan 10% si se compra ida y vuelta. Otras hacer descuentos a grupos etarios, de afinidad o compras corporativas. Todo eso es espacio financiero para cubrir los costos del servicio.
Conclusión
En algo que parece muy sencillo y ya resuelto, hay mucho espacio para innovar.
Vender boletos lo hace cualquiera, entregar valor agregado, no. Pero innovar en lo primero es una forma de vender lo segundo. Siempre me acuerdo del ejemplo de McDonald’s sobre que las empresas tienen un producto que venden, uno que promocionan y uno con el que ganan. En el caso de McDonald’s Uruguay, en la época de Gauchito de Oro, McDonald’s promocionaba que era un lugar limpio y de calidad para niños, vendía hamburguesas y ganaba con la Coca-Cola.
De la misma forma, un emprendimiento como el que imagino en este artículo puede promocionar el ganar tiempo con los afectos, vender boletos y ganar con el catering. Pero no es la única combinación posible.