Dormí un rato más, me levanté y lo primero que hice fue llamar al Hotel para informar de que iba a llegar más tarde. Calculé cualquier hora (4 de la mañana) y le consulté por si tenía Transfer. Confirmé que lo tenía que llmar con 3 horas d eanticipación y «muito obrigado».
Luego fui para la casa de mi madre. Allí, mientras ella dormía y mi hermana arreglaba la casa, me entró la duda de si no me habrían dicho que nos esperaban en el check-in a las 12 del mediodía.
Linda duda cuando son las 13.
Fui a mi PC a buscar el teléfono de Gol, pero hice algo más inteligente. Ingresé con mi usuario de Gol a la página de Mis Vuelos. Encontré que todas mis dudas se disipaban allí. El vuelo salía a las 2:50 de la madrugada del 15 de Octubre. Fenomenal. No tenía que salir corriendo. Así que seguí leyendo la página y descubrí que (era obvio) el vuelo de Porto Alegre a Curitiba también había cambiado y ahora… ¡no tenía asientos reservados!
Desesperación.
Manejé el trackball como un as de la pelotita y logré encontrar 3 filas con asientos juntos. Casualmente las últimas 3 filas. Así que reservé esos asientos y guardé la página en PDF. No sea que después no me crean. Todo resuelto.
El día transcurrió tranquilo, en casa, pensando algunas veces «Qué embole!» y otras «Remember, Resbaling technic». Además de que la PC de mi hermana no andaba bien y me costó pila poder imprimir el PDF, luego de limpieza de la placa madre con pincelito, reordenar las memorias, etc., mi madre quería llamar a Gol.
¿Por qué? ¿Qué necesidad? Cuando tuve impreso el e-ticket, se lo llevé a mi madre para contarle las buenas nuevas. Resulta que, el avion salía a las 2:50 de la matina y llegaba a Porto Alegre a las 6:50. ¿Qué son 4 horas de vuelo cuando en la reserva cancelada solo era una hora diez minutos? Según la página web que imprimí, ese no era el peor problema. El vuelo a Curitiba saldría de Porto Alegre a las… 17:40. Eso me dá unas 10 horas, 50 minutos de espera en Porto Alegre.
El diálogo fue algo así:
– Bueno Má, te cuento el cambio de itinerario o lo preferís leer?
– Contámelo.
– El vuelo de acá sale a las 2:50… bla, bla, bla… 4 horas.
(mi madre ríe… Ríe, con sonoridad)
– Luego de que llegamos a Porto Alegre -continué-, tu hijo te puede invitar a almorzar…
– ¿Y el desayuno?
– ¡Ah! Si, primero desayunar, luego pasear por el Aeropuerto de una punta a la otra. Al mediodía, te puede invitar un almuerzo y culminar la espera con un café.
– ¿El té de las cinco? -pregunta ella entre risas.
– No, el café. Porque a la hora del Té tenés que estar haciendo la cola del Check-in, ya que a las 17:40 sale el avión de Porto Alegre a Curitiba, el cual llega a las 18:50.
Durante toda la charla, mi madre rió mucho. La risa hace bien. ¡Y más en estos casos!
Al finalizar, razoné. Le dije al tipo del hotel que llegaba a una hora completamente irreal. Así que volví a llamarlo y le dije que tenía nueva información de la agencia de viajes. Iba a llegar como a siete de la tarde. Muito obrigado, again. ¡Hasta se acordaba de mi! Obviamente, todo en un perfecto portugués. ¡Me sorprendo de mi mismo! No, no… no me sorprendo. Urudata invirtió en mi para que hable Portugués y allí estoy, utilizando la inversión de Urudata en mis ya 3 últimos viajes a Brasil a disfrutar de hablar otro idioma. Todos viajes personales, nada de trabajo.
Dormí mucho, me di cuenta que estaba resfriado y almorzamos. Seguí durmiendo, no sin antes haber lavado ropa. Mi madre aprovechó a llamar a Gol y el tipo que la atendió, le dijo que tenía el vuelo confirmado (ya había llamado una vez y le dijeron que ese vuelo no existía) y que la demora de 4 horas era por el cambio de horario. Pobre tipo. Si tuviéramos hora diferente con Brasil, serían 3 horas de vuelo, lo que sigue siendo el triple de lo que debería demorar. Así que el tipo, luego de este razonamiento que le hizo mi madre, le dijo que había una escala de 2 horas en algún lado, pero no sabía donde. Mi madre luego me mandó un SMS mientras dormía en donde me decía que el avión demoraba 3 (o 4 horas) porque hacía escala en la nube 28. 28, la nube de los inocentes. [*]
Ahora son las 21:27. Estoy esperando que caliente el calefón para bañarme y cenar. Ya revisé las tarjetas, la cuenta en el banco, las billeteras, y estoy pronto. Kari, poneme un adelanto en el Banco porque me parece que este viaje me va a salir más caro que cualquier previsión posible.
Dios quiera que todo salga bien.
[* Téngase en cuenta que incluso llegamos a analizar la posibilidad de cancelar el vuelo de ida e ir en ómnibus. Hubiéramos demorado menos.]