Siempre supe que en Uruguay había mucho para hacer.
Pero no solo en Uruguay hay mucho para hacer, sino que hay demasiado para hacer bien.
¿Cómo es esto? Hace unos días evocaba irónicamente (dudo que las personas no involucradas lo hayan entendido) una frase que decía que la industria del software en Uruguay pasaba por un momento donde «la baja del dólar, el encarecimiento de salarios y la demanda restringida» me dejaban con bastante tiempo libre.
Por lo cual volví a tener la oportunidad de enfrentarme al mercado. Golpié 3 puertas, se me abrieron 10. Apenas la Secretaria me daba la noticia de las «vacaciones», me estaba llamado gente que requería mi experiencia. No pasaron 2 días de comenzado dicho tiempo fuera, para que comenzara a facturar. Y a vender.
He hablado últimamente con gerentes y empresarios de variadas ramas, desde el turismo hasta las telecomunicaciones. Y todos coinciden en algo: necesitan software. Necesitan empresas y profesionales de confianza que les ayuden a llevar sus proyectos adelante.
¿Pero saben qué es lo más importante de eso? Necesitan empresas de Software que sean verdaderos socios de negocio. Que los ayuden. Que les vendan lo que necesitan. Que los entiendan.
Lamentablemente en este país me he encontrado con muchos animales de las siguientes especies:
1) Empresarios que solo quieren hacer el terrible de negocio porque quieren sacar plata.
2) Empresarios que no están abiertos a darse cuenta que el mundo cambió.
Así como en el mundo ya se han dado cuenta que ahora los negocios se hacen de otra manera, en Uruguay también tenemos que empezar a hacerlos de otra manera.
Quienes formamos parte de la Industria de Software, formamos parte de una elite que tiene la responsabilidad de liderar el cambio; de marcar la diferencia. Si vieran cuantos negocios se pueden cerrar en unos días, únicamente teniendo la actitud correcta, se sorprenderían.
Como rezaba el viejo lema con el cual fundara IdeAméricas.Net:
Sus clientes ya están en internet, ¿y usted?
Por cierto que el dólar bajo es algo que dura un rato, los salarios no son más caros sino que todos los precios se encarecen por igual y la demanda restringida solo la sienten las empresas que no saben atender la demanda.
Nota: Hasta tuve la oportunidad de vender un Q-flow. Pero vendí un producto de la competencia.
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